A inicios de esta década, Eduardo Mendoza publicó un libro con este título donde, con humor e ironía, contrastaba la lógica y las incoherencias del personaje y su entorno. Este nudo argumental es perfectamente aplicable al plan MOVES.
La lógica evidencia la necesidad de las ayudas aprobadas en el año 2021 y prorrogadas sucesivamente, que han sido bien recibidas tanto por el ecosistema de la automoción, como por los gobernantes y los beneficiarios. Los primeros, por la capacidad dinamizadora que comporta; los segundos, porque las incluyen en sus planes estratégicos, siguiendo las indicaciones de Bruselas; y los beneficiarios, porque optan por cambiar de una motorización contrastada como es la combustión, por otra más nueva y con futuro, pero con incertidumbres importantes.
Por lógica, el plan MOVES avanza. Pero las peripecias que lo acompañan dan para escribir también un libro. La fragmentación política en el legislativo merece más de un capítulo. También la coordinación interministerial y entre las administraciones central y autonómicas. El circuito administrativo es poco menos que un viacrucis, como a menudo se denuncia en las cartas a los directores de los diarios generalistas. La atención comercial y el asesoramiento profesional a los beneficiarios de las ayudas debe hacerse con mucha prudencia, ya que las ayudas públicas son económicamente abundantes, y cualquier error puede conllevar su pérdida y la correspondiente responsabilidad comercial o profesional.
Finalmente, mientras redactaba esta nota, he consultado las últimas actualizaciones de las ayudas vigentes en Cataluña para la adquisición de vehículos. Los datos indican que las solicitudes del MOVES 2025 superan en un 71,9% la dotación presupuestaria inicial, y que todavía un 55% de las ayudas no se han pagado.
Tenemos todos los ingredientes para hacer un libro.