Las políticas urbanas en Catalunya y España han puesto el foco en las zonas de bajas emisiones (ZBE), buscando reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire. Sin embargo, estas medidas generan controversia y recientemente los tribunales han emitido sentencias que anulan o ponen en duda su implementación, sobre todo por sus elevados costes.
Calidad del aire
Las ZBE surgen como respuesta a la preocupación por la calidad del aire en las grandes urbes y la necesidad de cumplir con los compromisos ambientales europeos. Se trata de áreas restringidas donde deben reducirse las emisiones de gases y principalmente se hace limitando el tráfico de vehículos de combustión, cuando en realidad se podría sustituir a las más ineficientes por nuevas, facilitando la renovación del parque móvil y manteniendo uno de los sectores claves del país, en la vertiente económica y social.
Problemática legal
En Barcelona, la ZBE ha sido un punto de conflicto judicial. Los Tribunales de Barcelona han anulado esta medida -entre otras que afectan de forma trascendente a la movilidad-, decisión que el Ayuntamiento de Barcelona recurrirá. Este no es un caso aislado en España ni en Europa. En ciudades como Madrid, Grenoble o Stuttgart, los tribunales han cuestionado la equidad y proporcionalidad de las medidas, subrayando la necesidad de equilibrar las políticas medioambientales con las realidades socioeconómicas de la población.
Falta de justificación
Los tribunales señalan la carencia de informes y estudios rigurosos que justifiquen estas zonas. La dureza de la medida, que en muchos casos obliga a los ciudadanos a deshacerse de su vehículo, ha generado una fuerte oposición social.
Alternativas menos restrictivas
La normativa podría haber contemplado alternativas menos restrictivas. En Catalunya, la imposición de las ZBE ha sido ejecutada de forma drástica, empujando a la venta del vehículo, introduciendo una restricción para circular por las ZBE en los vehículos con etiqueta amarilla, a partir del año 2028.
Medidas incomprensibles
Muchos ciudadanos no comprenden que se ponga en el punto de mira solamente a los vehículos. Los datos son suficientemente elocuentes: en su conjunto, el uso del vehículo genera emisiones ambientales, al igual que lo hacen otras fuentes, y no se actúa con la misma celeridad y contundencia.
Hacia una movilidad más responsable
Las ZBE son una eficaz herramienta para mejorar la calidad del aire y promover una movilidad más limpia. Sin embargo, la implementación de estas medidas ha sido deficiente en muchos aspectos y ha generado confrontación social. Para evitar que se sigan tumbando en los tribunales, es fundamental replantear su diseño y enfoque, promoviendo una movilidad más responsable y equitativa.