El pasado mes de abril se concretó la carencia de pacto entre los agentes sociales a nivel estatal. La carencia de este Acuerdo para el empleo y la negociación colectiva (AENC) dificulta, de rebote, las negociaciones de los convenios colectivos sectoriales.
La coyuntura macroeconómica tan complicada y sufrida para todos no ayuda a un acuerdo y aleja las posiciones de sindicatos y patronales. Basta con mirar cómo superamos el 10% de la inflación con los datos que salieron el miércoles en el Estado español. Así pues, los primeros -los trabajadores representantes en los sindicatos de CCOO y UGT- piden la aplicación de cláusulas de revisión salarial para evitar la pérdida de poder adquisitivo. De esta forma, al final del ejercicio, las empresas abonarían a los trabajadores la diferencia del IPC, siempre que fuera superior al incremento salarial pactado. Por el contrario, otros -empresarios representados con la patronal UPM- marcan una línea roja en la introducción de cláusulas de revisión salarial vinculado al IPC.
Significar que, desde un punto de vista macroeconómico, generalizar las cláusulas de revisión salarial ligadas al IPC alimenta una espiral inflacionista y de incierto resultado, con posibles efectos de segunda ronda, nada deseable para ninguna de las dos partes.
Por todo ello, la firma de este posible acuerdo entre sindicatos y patronal podría haber sido un referente muy práctico en la negociación de los convenios sectoriales. Sin la guía o el referente del acuerdo, más necesario que nunca en estos tiempos difíciles, es necesario que ambas partes construyan un acuerdo.
Ante esta situación, será necesaria mucha empatía para que los acuerdos se cierren lo antes posible, con el objetivo de conseguir esta necesaria estabilidad económica y ocupacional. Sin lugar a dudas, conseguir un acuerdo sectorial equilibrado será una victoria para los agentes sociales y para el sector, a fin de alcanzar acuerdos que sean asumibles para las empresas y beneficiosos por ambos lados.