La planificación urbanística es, por su naturaleza, un tema complejo porque abarca temas como el alcantarillado, los espacios públicos o el alumbrado y también la movilidad, a título de ejemplo. Y lo hace con el propósito de ordenarlas y trazar el camino hacia donde debemos ir.

El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) está precisamente ahora revisando la planificación vigente desde la década de los 70-80, diseñando la metrópoli Barcelona del futuro, elaborando el Plan Director Metropolitano Urbanístico de Barcelona, conocido con las siglas PDUM y que tiene el carácter de troncal porque de este plan se derivarán los municipales.

Entre todas las cuestiones que aborda, queremos destacar la afirmación de que el PDUM facilita que los desplazamientos se hagan a pie o bicicleta y el 30% en transporte público y el cuadro detalla cómo lo hará, que es reduciendo a la mitad el uso del vehículo privado, cuantificando la reducción en 1,5 millones de desplazamientos diarios.

Este cuadro da forma a una filosofía de socializar el transporte y reducir la funcionalidad del vehículo privado, afectando a un importante entramado de empresas y trabajadores, que también están haciendo ingentes esfuerzos por adaptarse a los nuevos tiempos.

Desde el Gremi del Motor y la Movilidad de Barcelona, ​​como entidad que agrupa a empresas que ofrecen principalmente soluciones de movilidad privada, hemos optado por presentar alegaciones y advertir al entramado empresarial del impacto en sus respectivas actividades económicas. Las implicaciones son muy grandes porque condiciona a todo el sector de la automoción/movilidad que su producto es el vehículo privado, como en el conjunto de actividades económicas y profesionales vinculadas al comercio y la distribución de servicios, a la logística, a la gestión administrativa o la actividad industrial.

A las alegaciones se han sumado numerosos colectivos de empresas y profesionales, preocupados por el impacto que tendrá la ordenación de la movilidad en su día a día y su viabilidad empresarial.