Barcelona está afrontando las fases más trascendentales de la remontada de la pandemia en unas condiciones nada deseables. En estos momentos tan graves, inciertos y preocupantes el enfrentamiento entre el gobierno de la alcaldesa Ada Colau y el tejido productivo de la ciudad a santo de la movilidad urbana es del todo mayúsculo. Las hostilidades llevan semanas recrudeciéndose, por un lado y también por el otro, y ayer alcanzaron uno de sus puntos álgidos.
Foment del Treball organizó un acto destinado a cuestionar las políticas de movilidad del Ayuntamiento. Así mismo constaba en la propia convocatoria del encuentro. La patronal entiende que el ejecutivo municipal está actuando “con nocturnidad, alevosía y unilateralidad” en unas cuestiones clave donde debería primar, “el debate, la discusión y el consenso”. “Alcaldesa, rectifique y pacte”, fueron las palabras más repetidas por los comparecientes en el encuentro celebrado en la sede de la institución. Muchos empresarios están convencidos de que los cortes de tráfico, la ampliación de las aceras y en definitiva la guerra emprendida por los comunes contra el vehículo privado no está haciendo otra cosa que ahogar el comercio del centro de la ciudad, entendiendo el centro de un modo muy amplio, desde la Barceloneta a Gràcia. La patronal advierte que podrían perderse 50.000 empleos.
Entre el público, representantes de la mayor parte de los principales ejes comerciales de Barcelona Oberta y también muchos comerciantes del Born, del Gòtic y el mercado de Santa Caterina, muchos autónomos y pequeños empresarios que aseguran que las restricciones al tráfico de la Via Laietana están desertizando la zona y llenando de telarañas sus cajas registradoras. La Via Laietana, sus supuestas nuevas aceras empleadas en verdad como carriles bici y sus sabatinas restricciones al tráfico se están convirtiendo en el principal campo de batalla de este enfrentamiento.
Un dato que sobrevoló toda la jornada: el 57% de los clientes de las tiendas de Barcelona no vive en Barcelona, y ese porcentaje no lo constituyen únicamente los turistas. También hablamos de los vecinos del área metropolitana, de las comarcas, del resto de Catalunya… Aquí nadie está en contra de una movilidad más sostenible, señalaron los empresarios, pero, y ahora más que nunca, añadieron, no es el momento de declarar la guerra al coche.
Y al poco la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, respondió que “salvar vidas no es una cuestión negociable. No estamos haciendo otra cosa que emprender las medidas que ya están tomando en París, Berlín, Amsterdam…”.